1
Y llegará el día
en que no recuerde un detalle
de un día cualquiera,
nosotros perdidos en otra ciudad.
Hasta entonces prefiero caminar
con esa constante amenaza
susurrándome sobre los hombros.
Esta es sólo
otra desesperada forma
de no permitirlo.
2
Dejar la mesa con el vaso
medio lleno, medio vacío
Y dejar también
media pregunta, media respuesta
La otra parte
la llevás a peregrinar
al punto en el que unís hemisferios
La media casa y su media puerta
En donde habita
aquella mitad
que dejaste en el vaso
a medio beber
3
Mi eternidad elige,
alquimiza todo alabastro en miedo.
El espacio alrededor es un témpano,
una esfera de alaridos.
Desemboca en esa constante
ausencia de saliva que define
a estos pasos.
La acera es ahora nieve,
un jardín de pozos en los que
el plexo solar se hunde continuamente.
Miro nervioso
mi reflejo en las vitrinas.
Saluda el cefalópodo a
esta lágrima imposible,
al equus que insiste en
morir ahogado en su pasto,
en su acera,
en la ciudad de siempre.
Del Ejercicio 3