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 1 

 

Y llegará el día

en que no recuerde un detalle

de un día cualquiera,

nosotros perdidos en otra ciudad.

 

Hasta entonces prefiero caminar

con esa constante amenaza

susurrándome sobre los hombros.

 

Esta es sólo

otra desesperada forma

de no permitirlo.

 2

 

Dejar la mesa con el vaso

medio lleno, medio vacío

Y dejar también

media pregunta, media respuesta

La otra parte

la llevás a peregrinar

            al punto en el que unís hemisferios

            La media casa y su media puerta

            En donde habita

                                   aquella mitad

            que dejaste en el vaso

            a medio beber

3

 

Mi eternidad elige,

alquimiza todo alabastro en miedo.

El espacio alrededor es un témpano,

una esfera de alaridos.

Desemboca en esa constante

ausencia de saliva que define

a estos pasos.

 

La acera es ahora nieve,

un jardín de pozos en los que

el plexo solar se hunde continuamente.

Miro nervioso

mi reflejo en las vitrinas.

Saluda el cefalópodo a

esta lágrima imposible,

al equus que insiste en

morir ahogado en su pasto,

en su acera,

en la ciudad de siempre.

 

Del Ejercicio 3

© 2014, taller de poesia
 

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