Acerca de
6 poemas de Jenny Álvares
FLOR CARNÍVORA
Flor carnívora del vicio y de la entraña,
sosteniéndose en el barro de todos mis costados.
Dura de pétalos,
dura de yerba subterránea.
Construida en el polvo,
y en el paraíso de las revelaciones
Noche sobre noche
procurando el vicio de apretar,
de engullir la pulpa, el hueso,
la forma y el hambre de otro cuerpo.
El vino, la testosterona,
el rastro del culpable
y el código encriptado de mi sangre.
Flor carnívora que engulle
una mejilla sonrosada
y también la otra mejilla,
el corazón y sus caballos,
el corazón y su arrebato
y unos granitos de arroz para engañar al pájaro.
Dueña de la esfinge,
de la zanja roja de mi boca,
y de la boca de la vulva.
Subterránea.
Con rayo y arpón para partir tu pecho
Carnívora. Absoluta.
No dejes de pasearte por mi sangre,
mientras le hacemos nuditos al amor,
para que no se escape.
Desnuda la esfinge,
desnuda el ala que le crece al cuerpo,
trágate la espuma,
que se agita la prosa
con la que corremos al deseo
Entrega la esfinge de este cuerpo,
y la fiebre carnal que me convoca.
EMPURPÚRATE
Llama del cuerpo
empurpura tu presencia,
empurpúrate las manos y los dedos,
empurpúrate la frente y el jadeo
y el aire claro de esta instancia.
Empurpura la tonada.
Yo tensaré las cuerdas y las venas
y por si acaso,
empurpura las palomas
que aún me quedan en el cuerpo.
Empurpúrate en mi pubis,
probaré tus reflejos
en mis labios boca adentro,
en la vendimia de esta hora.
Empurpúrate en mi pubis
y luego besa mi materia oscura.
LENGUA PURPURA
Breve es el cuerpo
pero largo es su roce
y de seda es la trama
que día a día desatas,
en seda púrpura,
de sílabas púrpura,
de lengua púrpura,
Púrpura el ángel y sus legiones
que me recorren,
púrpura el cuerpo
que en el lecho se desmorona,
cuando roes mis pedazos,
cuando me apuntas con la punta
enardecida de tu lengua púrpura.
DESDE ENTONCES
Nos vimos un día de rayo y accidente,
y desde entonces nos hemos cruzado,
como ríos, o como perros,
una vez por la vida, la otra por el cuerpo.
Agotándonos, desatándonos, resucitando
como ríos, o como perros.
Y desde entonces, nos seguimos cruzando,
Como la cita de un ciego en mi cintura,
jadeantes, como rayo en la hierba
nos clavamos sed y sed,
como ríos o como perros,
sin saber si donde terminamos empieza.
Y pasaron ondas, días, piedras, huesos,
un golpe delicioso de duraznos en la carne.
Y desde entonces así sobrevivimos,
como ríos, o como perros.
LA LLAMA QUE MÁS SE TE PARECE
Decí cualquier cosa,
que fabulará el lenguaje de tu cuerpo,
delatará de cada gesto tuyo el deseo
y tu forma de acercarte.
Serán señales
testigos de la tregua,
señales, como esa llama titubeante,
la que más se te parece.
PERNOCTAR
Pernoctar acuerpando la entrega,
sudor, saliva, esencia oscura.
Pernoctar temblando hasta las piernas,
el arrullo en la cúspide,
el gesto endurecido,
cuando mi ámbar se transmuta en olas,
en labios, en llama abierta
contra el tiempo.
Pernoctar, desatar las naves,
sudor, saliva, esencia viva.
Pernoctar acuerpando la entrega
en el aire, en el cuerpo y en la tierra,
cuando mi ámbar se transmuta en olas.
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Jenny Álvarez Miranda. Abogada, docente y escritora costarricense, autora de los libros “Trece osadías y una canción” “Una noche para callar los nombres” “Otra vez el juego otra vez la vida” sus escritos han sido traducidos al inglés. Colaboradora en la creación del Código de la mujer en Costa Rica, colaboradora con entidades de Derechos humanos y formadora en talleres de educación ambiental y derecho ambiental en el país, Master en Docencia Universitaria, con estudios en Literatura y Administración de Empresas Cooperativas en Halifax Canadá. Ha colaborado y participado en diferentes grupos y talleres literarios del país, por más de veinte años. Miembro y asesora de la Editorial Arboleda