6 textos de Alvaro Inostroza Bidart*
sic erat scriptum
Ilustración de Héctor Hernández
generación del 80
la generación del 80
que después del
GOLPE
se quedó en Chile
o salió del país
que nos buscábamos
en las noches
de Santiago
de Concepción
de París
o de Estocolmo
que escuchábamos
a Sumo
a Silvio Rodríguez
a Los Jaivas
a Inti Illimani
a las radios Moscú
y Cooperativa
que publicamos
a escondidas
que sospechábamos
hasta de nosotros mismos
que perdimos
a nuestros mejores amigos
sobrevivientes del exilio
del estallido
de las bombas
y los fusilamientos
que estudiamos
lo que pudimos
lo que nos dejaron
que transformamos
la sospecha
en un arma
no somos
la Generación NN
nos escondíamos
detrás de nuestras propias sombras
no rehuíamos
la pelea
si era necesario
y así pasaron
muchos años
demasiados
entramos
en Zona de Extinción
lo habían anunciado
Armando Rubio
Rodrigo Lira
lo confirmaron
Mauricio Barrientos
Aristóteles España
de los cuales
me siento más cerca
que de todos los poetas vivos
salvo
algunas honrosas excepciones
ahora
nos acercamos peligrosamente
a los sesenta años
y nos seguimos
escondiendo
pero tenemos nombres
hijos
libros
amores
nos publican en antologías
ahora
nos falta juntarnos
contarnos nuestras historias
emborracharnos
llorar
a nuestros muertos
y creer
que todavía
tenemos
algo de vida
gaviotas domesticadas
a las gaviotas
domesticadas
les gusta pararse
en las grúas
de construcción
de los grandes edificios
a las gaviotas domesticadas
les gusta anidar
en el techo del vecino
las gaviotas domesticadas
defienden
el territorio
ganado por la desidia
de los habitantes
que ya no reparan
en los aguiluchos
los señores olvidados
del barrio
del parque urbano
de lo que queda de él
las gaviotas domesticadas
ya no viven a la orilla del mar
ya no se lanzan en picada
buscando su comida
más allá de las olas
las gaviotas domesticadas
prefieren las sobras
de los basureros
de los habitantes
que han cortado los árboles
que aplauden el pavimento
y los edificios
las gaviotas domesticadas
pronto pasearán
por las calles de tierra
de la mano de los amos
que las alimentan
desplazando a los perros
que ladrarán desesperados
encerrados
en las partes traseras
de las casas de los cómplices
de las gaviotas domesticadas
altisonantes
destempladas
que pronto
se sentarán a la mesa
de estos habitantes posmodernos
y ya no comerán restos
las gaviotas domesticadas
los acompañarán
a los supermercados
a la peluquería
a los cajeros automáticos
tendrán tarjeta de crédito adicional
su propia mansión
en el techo de las casas
las gaviotas domesticadas
tendrán voz y voto
en el directorio de la comunidad
ya no sólo serán dueñas del aire
venderán el mar
y serán propietarias de la tierra
el genio de la casa
podría hacer una película
con las cosas que hago un día sábado
cuando me quedo en Concón
y no voy a Santiago
y hago huevos revueltos al desayuno
y voy al supermercado
con mi hija Montserrat
y tenemos conversaciones indispensables
almorzamos en familia
aunque no es un sábado cualquiera
porque me quedo solo una horas
con toda la casa para mí
el genio nocturno
de William Carlos Williams
y puedo ver Toro Salvaje de Scorsese
a Stefania Sandrelli siempre bella
tomarme unas piscolas
comer galletas saladas con palta
doblar las toallas
darle comida a la Miel
prender un incienso de canela en el baño
sentarme a escribir
el guion literario de la película
de este sábado
puedo hacer lo que quiero
dentro de mi razonable vida
puedo escuchar
con volumen al máximo
las canciones de Simone
el recital del ’83 de Peter Gabriel
y bailar con desenfreno
ser el genio de la casa
mientras haya luz
mientras haya luz
hay que estar afuera
escuchando música
conversando
con los pájaros
con las piedras
con el viento
mientras haya luz
hay que regar las plantas
darle comida a los perros
salir con ellos a pasear
sentir que no estamos solos
que nos embarcaremos
en cualquier momento
que nos llamarán
por el altoparlante
que estaremos seguros
de lo que estamos haciendo
mientras haya luz
escucharemos
la música de la vigilia
beberemos
el licor de la conciencia
fumaremos
la pipa de la lucidez
mientras haya luz
estaremos despiertos
para que cuando pasemos
el examen del sueño
de las tormentas nocturnas
seamos peritos
en el arte de navegar
y lleguemos a buen puerto
sólo con el equipaje de mano
acompañados
por los amigos
o más bien solos
mientras haya luz
llegaremos
a territorio desconocido
para empezar de nuevo el viaje
sin perder el rumbo
aunque ya no haya luz
que nos alumbre
piedras
las piedras
son los huesos
de la tierra
las piedras
son la fecundidad
de la arena
las piedras
me miran
desde la ventana
las piedras
sanan
a quien no les pide nada
las piedras
purifican la sangre
de los santos bebedores
las piedras
rejuvenecen
a quien las lleva en el bolsillo
las piedras
viven dentro de los árboles
las piedras
recuerdan a sus muertos
durante las tormentas
y la luna llena
las piedras
no se limpian
son el corazón
de los alquimistas
las piedras
han estado desde siempre
al morir
volvemos
a ser roca
piedras
en el camino hacia el mar
Zona
cada persona
tiene una Zona
como la de Apollinaire
como la de Cortázar
como la de Tarkovsky
como la de G. Colón
donde almacena
restos de objetos
posesiones olvidadas
harapos de malos momentos
vestigios de felicidad
cada casa
tiene una Zona
donde se acumulan
utensilios inútiles
bienes destartalados
menaje dejado de lado
cuya ubicación transitoria
la lluvia y el óxido
hacen definitiva
una Zona
donde se olvidan
aparatos electrónicos
en desuso
pantallas de computadores
camas de hijos
que ya crecieron
baúles abandonados
maletas que nunca
se volvieron a abrir
cada ciudad
tiene Zonas
donde anónimos vecinos
van a botar
escombros
colchones desvencijados
viejos televisores
muebles destruidos
documentos inútiles
desechos médicos
máquinas con desperfectos
que se convierten
en limo en descomposición
en sedimento
del olvido
cada Zona
es un lenguaje
un mundo pasajero
una señal de identidad
un hallazgo transitorio
cada Zona
es una ilusión
una tristeza
un patrimonio
un desencanto
cada Zona
es un misterio reluciente
hecho cuerpo
el reflejo provisorio
de la bella sombra
que pasó
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*Alvaro Inostroza Bidart. Poeta chileno, nacido en Santiago en 1960 y perteneciente a la Generación del 80. Vive en la ciudad de Concón, en la bahía de Valparaíso. Tiene 10 libros publicados: “Patio de Luz” (1985), “Tendido (en) Público” (1996), “Señales de Vida” (1998), “Días de Fiesta” (2004), “Hablar de Memoria” (2010), “El Genio de la Casa” (2014), “Zona de Extinción” (2016), “Caja Negra”, antología personal (2016), “La Casa que nos Habita”, co-escrito con la poeta mexicana Sihara Nuño (2017) y “Hasta que Valga la Pena Vivir” (2020). También ha sido publicado en importantes antologías como “Uno x Uno, nueve poetas jóvenes” (1979), “Dominio del Verde, antología de poetas colombianos y chilenos” (2012), “Antología de la Poesía Chilena, segundo tomo, Generación del 80” (2013) y “Fuego Cruzado, poesía épica” (2020).